Como todo el mundo sabe "la Justicia" es el hermano pobre de la Administración. Pues bien dentro del ámbito de la justicia la hija pobre del hermano pobre es la justicia gratuita.
Hay muchas cosas que mejorar en la justicia gratuita que dan lugar a grandes injusticias, os voy a contar un caso tremendo.
En un asunto de maltrato familiar asistí por turno de oficio a una señora que denunciaba a su marido por maltrato familiar, a la vez que me encomendaba la tramitación del divorcio también de oficio. A mi clienta le concedieron la justicia gratuita, la verdad es que no tenía recursos económicos y los que había tenido hasta el momento los generaba su marido quien a partir del momento de la separación no le daba ni un céntimo.
Por contra su marido encomendó su defensa a una abogada elegida libremente y por tanto a la que tenía que abonar sus correspondientes honorarios.
Avanzados ya los procesos penales y civiles que se habían incoado el señor falleció y la abogada de éste reclamó a mi clienta los honorarios por la defensa de su cónyuge, por ser aquella su heredera legal. Mi clienta me preguntó si tenía obligación de pagarle y no se me ocurrió ninguna alternativa legal que me permitiera decirle que no.
Así que ahí estaba la señora con una deuda de 5.000 euros, sin recursos económicos y con una vivienda hipotecada, la cual se la iban a embargar si no pagaba la minuta de mi compañera. Eso si el Estado le había reconocido su derecho a la asistencia jurídica gratuita.
Ante tal situación la injusticias se me acumulaban, ya que mientras mi compañera cobraba una buena minuta de mi clienta a través de una ampliación de la hipoteca que tuvo que solicitar, yo percibía del Estado por el mismo trabajo 460 euros.
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